Nota de opinión por el Lic. Roberto Brenes Zúñiga, Red Nacional Antitabaco para aDiarioCR

Este 3 de marzo celebramos el Día Mundial de la Naturaleza y quiero hacer conciencia de que el tabaco y los vaporizadores la afectan profundamente.

Costa Rica suscribió el Convenio Marco de Control de Tabaco de la Organización Mundial de la Salud (CMCT) en el año 2008 y continúa dando los pasos necesarios para cumplir este acuerdo, al ratificar dicho Convenio mediante la promulgación de la Ley General de Control de Tabaco y sus Efectos Nocivos en la Salud (Ley 9028), en 2012.

Esta no es una ley cualquiera, es una ley que defiende la salud, y también a la naturaleza. Los productos de tabaco no solo matan al año en nuestro país, a más de 2.400 personas por enfermedades relacionadas con su consumo, sino que generan gran cantidad de desechos y de impacto en el medio ambiente.

El impacto ambiental ocasionado por el tabaco -desde el cultivo hasta su disposición final- está asociado con daños ambientales como la deforestación, la pérdida de biodiversidad, contaminación de fuentes de agua, incendios forestales, contaminación del aire y la generación de residuos sólidos y químicos.

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) alrededor de 600 millones árboles son cortados para la fabricación de cigarrillos y más de 84 millones de toneladas métricas de CO2 son emitidas a la atmósfera que aumentan la temperatura del planeta.

Desde la Red Nacional Antitabaco (RENATA) hemos dado la lucha en el control del tabaco. Hemos trabajado para que la poderosa industria tabacalera modifique sus estrategias de marketing. Sin embargo, esta ha ido diversificando las características y promoción de sus productos y se ha ido dirigiendo a un nuevo mercado meta: los jóvenes, adolescentes, y colateralmente niños, modificando el producto en formas más atractivas para el nuevo segmento, tales como el cigarrillo electrónico y demás   variedades de sistemas electrónicos de administración de nicotina (SEAN) promocionando al mismo tiempo la nueva corriente del vapeo, “sin humo, sin fuego, sin cenizas” como reza su publicidad, y aparentemente inocuo según sus argumentos, pero tan nocivo y letal como el cigarrillo tradicional. Paralelamente, los empaques de los productos de tabaco se tornan más atractivos, de gran colorido y de múltiples formas y presentaciones.

Nota completa en www.aDiarioCR.com

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