El humo del tabaco puede provocar picor, irritación e incluso infecciones que derivarían en conjuntivitis, pequeñas úlceras o lesiones en la córnea. Además, esta sustancia libera elementos químicos tóxicos en el riego sanguíneo que aceleran el envejecimiento celular, estimulando la aparición de patologías como las cataratas o la degeneración macular, una de las principales causas de ceguera en el mundo.

Según sostiene Javier Rodríguez, delegado en Sevilla del Colegio de Opticos, “aunque los síntomas más inmediatos tienen que ver con la irritación, sequedad o picor de los ojos, el mayor riesgo de un contacto frecuente con el tabaco reside en las consecuencias a largo plazo”.

En este sentido, un fumador habitual que haya comenzado este hábito desde su adolescencia, “podría perder la visión completamente cinco años antes que una persona no fumadora”.

Estos riesgos afectan sobre todo a los fumadores activos, un sector que comprende cerca del 18% de la población sevillana. Sin embargo, la posibilidad de sufrir daños en la visión también afecta, en menor medida, a fumadores pasivos que estén expuestos al humo de los cigarrillos en ambientes en los que predomine el consumo de tabaco.

Según la Organización Mundial de la Salud, el tabaquismo es el hábito culpable de la muerte de una persona cada ocho segundos. De hecho, los fallecimientos relacionados con el consumo de tabaco se han triplicado en la última década ….

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